Difícilmente alguien lo pueda olvidar, pero el 2020 fue año de pandemia, no parecía un año muy prometedor en muchos aspectos, pero para nosotros, dio un giro positivo de 180° en cuestión de 3 meses.
Todo comenzó cuando mi esposo, Jose, y yo, Andrea, metimos en nuestra burbuja a un muy querido amigo y vecino, Cristian. Nos comenzamos a ver los viernes por la noche, comíamos y conversábamos; las veladas nos servían mucho para sacar el estrés pandémico.
Casi siempre, nuestras conversaciones eran sobre nuevas oportunidades de trabajo, sueños de dinero, metas, retos, cambios, etc. Un viernes de tantos, nos pusimos a ver qué tan difícil podía ser encontrar trabajo en Norteamérica, abrimos LinkedIn y comenzamos a buscar.
Mi esposo encontró una pocisión exactamente igual a la que él tenía en Costa Rica en ese momento. Continuó revisando y resultó que el perfil que necesitaban en esa empresa calzaba al 100% con el de él. Solo había un detalle: era en Arabia Saudita.
Entre vacilando y en serio, lo impulsamos a aplicar por el puesto. ¿Qué podía peder? Siempre es interesante estar involucrado en un proceso de reclutamiento internacional, así que aplicó. Al día siguiente le llegó un correo automático de LinkedIn que decía que estaban revisando su aplicación. Jose se puso en contacto con la empresa reclutadora para ponerse a sus órdenes en caso de que necesitaran algo más y en cuestión de tres días le pidieron que asistiera a una primera entrevista virtual.
Hasta ese momento, yo estaba incrédula, nunca imaginé que lo fueran a contratar, pero él sí creía que podría ser posible, su naturaleza positiva y su instinto le impedían descartar la posibilidad.
Dos días después de la primera entrevista, le agendaron la segunda y minutos después de haber terminado, la reclutadora le llama y le dice: «lo hiciste muy bien, vamos a trabajar en tu oferta». Aquello parecía irreal. En cuestión de 3 dias todo lo que pensábamos sobre nuestro futuro era incierto.
Dos meses después, el 26 de octubre del 2020, le hicieron la oferta formal. La aceptamos y comenzó una carrera contra el tiempo.
Vender nuestras cosas, entregar la casa donde vivíamos, empacar nuestra vida en maletas, avisar a nuestros familiares, buscar la mejor solución para nuestras mascotas e informar en mi trabajo, eran solo una parte de todo lo que teníamos que hacer, pero lo logramos a tiempo.
El plan era dejar Costa Rica juntos en Diciembre (2020), pero la pandemia atrasó mis documentos por seis meses, y el cierre de fronteras internacionales provocó que Jose viajara hasta el 10 de enero, 2021. Fue hasta el 1 de julio de ese año, que me reencontré con él, tras hacer 22 días de cuarentena en Bahrein y 7 en Arabia.
A partir de ahí, comenzó esta aventura en Medio Oriente que plasmamos en este blog. ¡Esperamos que disfruten nuestras experiencias, tanto como nosotros hemos disfrutado vivirlas!



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